REFLEXIÓN DEL PASTOR ACERCA DE LA ORACIÓN
Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil (Mateo 26:41)
Se cuenta de un pastor acompañado de su esposa recién
casado que, al llegar al pueblo, donde inició su primera y única labor
pastoral, lo recibió un diacono; quien en su coche le mostró el lugar y después
le presentó la iglesia hasta llegar a la casa pastoral. Durante el recorrido, prácticamente de
madrugada, surgió una conversación interesante:
- Esta iglesia, dijo el diacono con mucho énfasis,
tiene una larga historia. Por esta iglesia han pasado buenos pastores, pero
también, hemos tenido algunos pastores deficientes.
Cuando el diacono hizo esa afirmación, el joven
ministro aprovecho y le pregunto:
- ¿Qué esperan ustedes de un pastor? Temiendo que su
respuesta incluyera un currículum de títulos, méritos académicos y
experiencias. Su respuesta fue breve y contundente.
- “Que madrugue, que no duerma hasta tarde”
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